El pasado 30 de julio, tras la orden de evacuación preventiva por alerta de tsunami en el país, el Puerto de Minera Los Pelambres activó su protocolo de emergencia. La mayoría del personal fue evacuado hacia zonas seguras y sólo permaneció en áreas operacionales la dotación mínima necesaria, en una respuesta que reflejó la preparación alcanzada gracias a los simulacros frecuentes en el área.
Para Laura Alvarado, gerenta de Puerto, la experiencia fue un hito en su rol actual. “Evalúo la respuesta de manera muy positiva. Estuvimos todos bien alineados, tanto los colaboradores de empresas contratistas como el personal interno mostraron total disposición para cumplir el protocolo. No hubo dudas ni excusas y se ejecutaron las acciones tal como estaban definidas, lo que permitió evacuar de forma rápida y sin complicaciones”, señaló.
En terreno, Angie Caro, ingeniera de Gestión Sustentable de la Gerencia Puerto y oficial portuaria, coincidió en que el entrenamiento previo marcó la diferencia. “Ese día lo primero fue definir la dotación mínima que debía permanecer en las instalaciones, coordinar los métodos de evacuación hacia Los Vilos y mantener contacto con la autoridad marítima. El entrenamiento durante el año marca la diferencia. La gente reconoce la señal de la sirena y responde de forma rápida y ordenada, porque sabe que es clave para resguardar su seguridad”, explicó.
Ángel Muñoz, jefe de turno Puerto, reforzó esa visión al destacar la utilidad de los ejercicios previos. “Participar en este tipo de emergencias constituye una forma de llevar a la práctica bajo condiciones reales lo aprendido en los entrenamientos y simulacros programados. También nos permite observar el desempeño de nuestros operadores en términos de cómo aseguran los equipos claves de los procesos y la detención de las plantas. En definitiva, visualizar el balance entre detener la operación y cumplir con los tiempos de evacuación”, sostuvo.
En ese sentido, Laura Alvarado subrayó que el simulacro realizado el fin de semana anterior fue clave. “Incorporamos nuevas medidas, como una sirena en el área de la desaladora, lo que nos permitió actuar con mayor rapidez. Aunque detectamos oportunidades de mejora, como una falla en la sirena del área de filtrado, teníamos sistemas de respaldo que funcionaron correctamente. Haber practicado días antes fue fundamental para gestionar esta evacuación de manera más eficiente”.
Ángel Muñoz valoró también el compromiso demostrado por el equipo durante la evacuación. “Lo primero fue el foco en la seguridad de cada persona y el compromiso con sus compañeros. Después vino el despliegue de cada uno según su rol y el cuidado con los equipos críticos antes de evacuar, con el fin de mantener su integridad y asegurar que, tras el evento, las plantas puedan retomar su operación de manera segura”.
Finalmente, el jefe de turno destacó los aprendizajes que deja la experiencia. “Lo más importante es el trabajo en equipo y la comunicación entre todos los involucrados. También el entrenamiento riguroso y sostenido, además de los simulacros, que son una herramienta fundamental para que todos sepan cómo reaccionar en cualquier tipo de emergencia. En definitiva, se trata de asegurar la integridad de las personas”.